Acabo de recibir una llamada para pedirme un "favor"... me dejo un sabor amargo en en alma. Mató la flor. Me hizo sentir como un número, como una cosa que puedes disponer bajo el alero de la "buena voluntad"... que pena. Nunca me llamaron así, ni cuando habia que salvar el barco con los pocos e inexpertos marineros que eramos en ese entonces, eso era camiseteo, era garra, era cariño... si, los quiero y los echo de menos. Me acuerdo cuando habia que sacar una sonrisa y lo haciamos con lo que teniamos en las manos (y lo que no teniamos tambien), no era perfecto, estabamos incomodos pero eramos, en el corazon, felices. Alma con sabor a algodón de azúcar. Ahora confirmé que soy un número, da lo mismo lo que hago, lo que sé, mi "yo" que es tan diferente al resto de los mortales... PICO!!! NADA!!! Que decepción. Alma con sabor a madera sucia y clavos oxidados (nop, no es el trago, este es peor). No hay rabia, hay una sensación extraña de "nada"
Mis pensamientos y conversaciones conmigo.. compartidas con ustedes.